¿LAS POPULARES UNA RELIGION?

Pues si, porque no comparar nuestras carreras populares con la religión mayoritaria, hasta ahora en España, la tan querida religión Católica. Si te das cuenta cada vez mas niños de pequeños le dicen a sus padres, Papa de mayor quiero ser sacerdote, es una realidad que esta ahí, no la podemos obviar. Y ahora hablando en serio, si puedo, vamos a comparar a los católicos con los populistas o también llamados corredores populares.

Vamos apuntar varias similitudes:

1. 
   
   Las dos religiones nos hacen levantarnos temprano los Domingo para acudir a una cita con nuestro dios y encontrar la felicidad en nuestras vidas.


2. 
   
   Nos gusta ponernos ropa diferente a la que utilizamos a lo largo de la semana, nos gusta ir guapos y resplandeciente.


3. 
   
   Ambos aportamos dinero a la causa, bien en forma de cepillo o de dorsal, pero es dinero que algunas veces va para labores humanitarias, otras para enriquecerse alguno.


4. 
   
   Se mira al cielo y se pide a dios, es mas natural cuando corres ya que lo haces en la calle y no hay techo de iglesias, es un contacto mas directo con ese, nuestro señor. Con las carreras, alavaras alavaras y siempre te cansaras.


5. 
   
   En las dos tienes muchas ganas que llegue el final, en una se llama Meta y en la otra, id con dios. Son palabras y frases con las que te das cuenta que dios existe.


6. 
   
   La comida y el agua. Te dan alimentos durante tu participación, en una durante el evento y en otra al final, pero siempre es lo mismo. La única diferencia es que en una se bebe vino y en la otra agua o isotonicas, pero todo llegara. ¿para cuando un vinito en las carreras? te hace olvidar el cansancio.


7. 
   
   Las dos tienen animales como referencia, la iglesia tiene una paloma blanca y pura, en el atletismo hay galgos, creo que no tan puros.

Y seguro vosotros encontrareis mas comparaciones, pero yo no tengo tanta imaginación, posiblemente porque pase mi infancia, cuando yo era blanco y angelical, en un colegio de curas y eso te marca para toda la vida. ¡Viva la madre superiora¡ o en su defecto el padre Manuel.